Periodista-Locutor. Profesor de Oratoria y Coach en Media Training. Conductor de programas de radio y televisión. Presentador o Maestro de Ceremonias en eventos institucionales y empresariales.
Enseñar a hablar en público: una urgente necesidad…
Por Jorge Díaz S.*
Es muy necesario que en nuestro país enseñemos a hablar en público en todas las etapas del sistema educativo. Porque los beneficios son amplios: mejora la productividad laboral y fortalece nuestra democracia.
En Estados Unidos, por ejemplo, el debate y la exposición de ideas son algo habitual en los colegios y las universidades; aquí en Chile, no, y se nota. Sobre todo es un hecho fehaciente en las organizaciones y empresas que requieren de la toma de decisiones ágiles y oportunas para funcionar adecuadamente en un mercado altamente competitivo.
Y qué decir de lo que ocurre en nuestro Congreso donde los parlamentarios leen habitualmente sus discursos redactados por sus asesores directos. Y en la misma lectura son deficientes.
Pero, lo más dramático, es ver, cuando me ha tocado dar una conferencia en una universidad, que apenas uno o dos estudiantes levanten la mano durante el turno de preguntas, y que después siempre se acerquen varios a preguntarme en privado.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué tenemos miedo a expresar nuestras opiniones en público? ¿Tememos abandonar el calor del grupo y hablar con nuestra propia voz, exponiéndonos a la mirada y al juicio de los demás?
Por esto es que en nuestro sistema educativo debería enseñarse a hablar en público.
Porque es una habilidad fundamental para salir adelante en el mercado laboral y en la vida. Hoy es vital para hacer negocios, desarrollar una carrera profesional exitosa o encontrar pareja.
También ayuda a vencer la timidez y a desarrollar el carácter y la personalidad propios. Enseña a pensar y a defender opiniones con argumentos en lugar de con descalificaciones, amenazas o gritos. Enseña a desenmascarar las falacias lógicas y los razonamientos erróneos de embusteros y embaucadores.
Y fomenta una de las cualidades fundamentales que debe poseer cualquier hombre o mujer que aspire a merecer el calificativo de líder: la capacidad de inspirar a otros con la palabra.
Ojalá que haya un cambio y en colegios, institutos y universidades se enseñe a los jóvenes a exponer públicamente sus ideas con naturalidad, con argumentos veraces, y de forma persuasiva. Creo que así estaríamos poniendo los cimientos de una sociedad futura próspera y robusta que tantos deseamos.